29 enero, 2006

Poco a poco pasa el tiempo

Me sabía de memoria
dibujar tu cara y tus gestos,
el sabor de tus labios
y el olor de tu cuerpo.
Podía sin apenas esfuerzo
leer en tu mirada
alegrías y tormentos
de callados pensamientos.

Nos hicimos cómplices
compartiendo sueños y penas,
confidencias de almohada,
juegos y caricias de madrugada.

Pero mi felicidad
estuvo siempre empañada
por ese extraño presagio
que anunciaba el infortunio.
Te fuiste aquella mañana
Y mi vida quedó enlutada…

Pero el tiempo ha ido pasando,
el dolor se ha ido apagando
las lágrimas se van secando,
y las heridas cicatrizando.
Hoy el sonido de tu risa
suena lejano en mis recuerdos,
y el enorme vacío en mi cama
es cada noche más pequeño.