12 febrero, 2006

Deseos de cosas imposibles

A menudo dejamos de perseguir nuestros sueños porque nos parecen metas de lo más inalcanzables, para alguien tan insignificante como nosotros. Nos frustramos con los primeros intentos fallidos y llegamos a la errónea conclusión de que deseamos cosas imposibles. Tiramos la toalla y nos dejamos vencer por las circunstancias justificándonos en la resignación y una visión realista o pragmática de la vida. Creo que todos hemos vivido esto más de una vez y de dos.

Sin embargo a veces analizo esta creencia que suelo aceptar sin poner resistencia y llego casi siempre a la misma conclusión. NO SON COSAS IMPOSIBLES sino más bien improbables. En el fondo deseo cosas que son posibles, aunque sean muy difíciles de conseguir o poco probables, pero creo que en la vida el factor probabilidad es bastante caprichoso y no deberíamos dejarnos influenciar por él.

Es cuestión de probabilidad que te toque la lotería, que te toque vivir una catástrofe natural, sobre todo en nuestro primer mundo, o artificial como el 11 M. Pero hoy en día sacamos estadísticas de todo y calculamos la probabilidad de todo, buscando respuestas racionales para las grandes preocupaciones del ser humano en lugar de dejarnos guiar por nuestros instintos.

En el fondo esta sociedad nos ha hecho cobardes porque nos enseña aquello de la excepción confirma la regla en lugar de enseñarnos a buscar nuevas excepciones que la refuten, mientras se menosprecia algo tan básico como la intuición o el sexto sentido.